Disciplina positiva

Libertad y disciplina son conceptos que crean confusión y que cada familia interpreta de manera diferente. Estas interpretaciones llevarán a la aplicación de ciertas pautas educativas y estilos que nos hacen ser padres más o menos permisivos, controladores, afectuosos.

Desde un punto de vista más convencional, la disciplina tiende a confundirse con corrección y castigo. En este caso, los padres se preguntan: ¿Cómo controlo el comportamiento de mi hijo? Las técnicas que se aplican desde este modelo serían aquellas destinadas a modificar comportamientos negativos a través del castigo o charlas, y premiando a los niños con ‘estrellas, puntos, dinero, dulces…’ para fomentar el buen comportamiento. Dentro de este modelo, la libertad se vería de la misma manera como algo que los adultos imponen a los niños. En otras palabras, yo -como adulto- te dejo hacer lo que quieras y no establezco límites porque quiero que crezcas con libertad, sin condiciones que puedan influenciarte, para que puedas desarrollar tu propia personalidad.

Sin embargo, «Dejar que los niños hagan lo que quieren cuando aún no han desarrollado autocontrol es traicionar la idea de libertad» (María Montessori, La mente absorbente). Las escuelas Montessori a menudo son etiquetadas como centros de educación libre, pero eso no es cierto. Nada podría estar más lejos de la verdad. Como dijo María Montessori, en nuestras escuelas los niños no hacen lo que quieren, sino que aman lo que hacen, y esto tiene una enorme repercusión en el ambiente de respeto y calidez que se puede sentir en nuestras aulas. Nuestra comprensión de los conceptos de libertad y disciplina representa la base de nuestras interacciones con los niños y cómo trabajamos en su desarrollo socioemocional. En nuestro modelo, creemos que la disciplina y la libertad son habilidades que los niños traen consigo y nosotros, los adultos, tenemos que preparar su entorno para que puedan desarrollar completamente estas habilidades.

La disciplina se entiende como la capacidad de autocontrol, autodisciplina y voluntad, mientras que la libertad se entiende como la habilidad de elegir libremente y aceptar las consecuencias de nuestras elecciones. Como padres y educadores, podemos ayudarlos a desarrollar estas habilidades proporcionando orden y rutinas, así como límites, que hacen que los niños se sientan seguros y protegidos. Los límites tienen que imponerse de manera natural y tener sentido, centrados en preservar la seguridad y el respeto, la convivencia con los demás y el orden. Este concepto estaría más cerca de lo que se conoce hoy como disciplina positiva.

La disciplina positiva implica un cambio de enfoque y un cambio en la pregunta, de cómo controlo a mi hijo, a cómo lo acompaño y apoyo para que aprenda autocontrol y tome decisiones responsables. Esta disciplina enseña habilidades e implica decidir qué vamos a hacer como padres, firmemente pero con amor, en lugar de esperar a que el niño «se comporte». A medida que crecen, podemos involucrarlos más en el proceso de búsqueda de soluciones.

Esto garantizará que sigamos construyendo relaciones con nuestros hijos basadas en el amor y el respeto que durarán toda la vida.

DIRECTOR DE LA ESCUELA INTERNACIONAL MONTESSORI
PSICÓLOGO INFANTIL, ESPECIALISTA EN COACHING FAMILIAR


Olimpia Tardá International Montessori School

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